Los emigrantes negros pretendían escapar del racismo y buscar trabajo en las pujantes ciudades industriales.
Muchos se mudaron de Texas o Luisiana a California, donde esperaban encontrar trabajos en la industria armamentística.
Desde 1965-1970 14 estados del sur, especialmente Alabama, Luisiana y Misisipi contribuyeron a aumentar el saldo migratorio neto negro hacia otras zonas de EE.
Se ha venido en llamar Nueva Gran Migración, habiéndose identificado en cambios demográficos visibles desde 1965.
La mayoría de esta población emigraría a Nueva York, Filadelfia, Boston, Buffalo, Baltimore, Minneapolis, Detroit, Chicago, Milwaukee, Kansas City, Columbus, St.
UU. creció un 40 % en los estados septentrionales, concentrándose este incremento en las grandes ciudades tales como Chicago, Detroit, Nueva York, y Cleveland.
Los inmigrantes afroamericanos creían posible encontrar mejores escuelas y los hombres adultos podían acceder al voto (logrado por las mujeres después de 1920).
La cultura urbana del siglo XX de muchas ciudades estadounidenses se alumbró durante este período.
Así pues los inmigrantes descubrieron que la discriminación racial también existía (si bien de una forma más sutil) en el Norte.
Distintos grupos étnicos crearon territorios que pretendían defender contra cualquier cambio.
[cita requerida] Sin embargo, durante la migración surgieron frecuentes casos de discriminación en el sentido en que los propietarios y agentes inmobiliarios blancos disuadían a los inmigrantes de adquirir casas o alquilar apartamentos en barrios blancos.
Además cuando los negros se mudaban a estas zonas fueron frecuentes reacciones violentas hacia ellos de sus nuevos vecinos blancos, incluyendo manifestaciones de protesta frente a sus casas, atentados con bomba e incluso asesinatos.
Sucesos como estos contribuyeron a mantener e incluso acentuar la brecha racial en el norte.
Hacia 1950 y 1960 los afroamericanos eran el grupo étnico más densamente agrupado en los centros urbanos de todos los que vivían en Estados Unidos.
[7] Los estereotipos que se adscribían a la población negra en este período y las generaciones siguientes frecuentemente derivaban de la cultura y tradiciones rurales, elementos todos ellos que se vieron obligados a cohabitar en fuerte contraste con la cultura urbana propia del nuevo entorno.