La derrota en la Primera Guerra Mundial trajo consigo consecuencias como el hecho de que aproximadamente 3,3 millones de húngaros quedaron allende las nuevas fronteras,[1] y algunas ciudades húngaras fueron divididas por la mitad, quedando cada parte en un país diferente.
Durante la regencia de Miklós Horthy se llevó, pues, esta política, con la que se buscaba brindar apoyo a los húngaros fuera de la nación y consuelo a aquellos que aún la habitaban.
Durante la Segunda Guerra Mundial esta política fue llevada a cabo a través de cambios territoriales decididos por la Alemania Nazi, pero al finalizar la guerra se restablecieron las fronteras del período de entreguerras.
Transilvania fue a lo largo de su historia un Estado multicultural, donde, sin embargo, la población más antigua y numerosa, la población rumana, fue discriminada por las tres naciones minoritarias que tenían el poder político después de la Unio Trium Nationum, es decir, la húngara, sícula y sajona.
Hungría no pudo liberarse del yugo austríaco hasta 1919, luego de haber llevado incontables guerras de independencia y haber logrado "el Acuerdo" en 1867, donde Austria le reconocía un parlamento a Hungría y se creaba la monarquía dual.