La discusión se centró en la naturaleza y la distancia de estos objetos, y consecuentemente en su naturaleza galáctica o extragaláctica.
Los dos principales protagonistas de este debate fueron Harlow Shapley y Heber Doust Curtis.
Por su parte, Shapley participaba en la detección de movimientos en el seno de la nebulosa de Andrómeda, y tendía a pensar que este objeto tenía una extensión relativamente modesta y, por tanto, próxima a la del Sistema Solar.
Por otra parte, se desconocen los elementos que llevaron a Shapley a pensar que había observado movimientos dentro de esos objetos.
El Gran Debate lo cerró en 1925 o 1926 Edwin Hubble, quien, en buena medida gracias al trabajo de Henrietta Swan Leavitt,[1][2][3] detectó cefeidas y muchas otras estrellas variables en varias de esas nebulosas (especialmente NGC 6822, M33,[4] M32 y M31), que permiten medir su distancia y, por lo tanto, probar la naturaleza extragaláctica de estos objetos.