Se utiliza para grabar el sonido en el mismo soporte que la imagen (en el celuloide), evitándose así los problemas de desincronización que podía sufrir el material si había una rotura en el film.
En el método óptico, las vibraciones sonoras son convertidas por un transductor electroacústico (un micrófono) en variaciones de voltaje equivalentes.
Se trataba de un rayo de luz corriente, pues aún no se había inventado el láser.
Las variaciones de la luz se iban registrando sobre el negativo en movimiento, mediante una exposición.
Cuando se revela la película, junto con la información de imagen, queda el sonido grabado en una pista fotográfica, que será reproducida, simultáneamente junto a la imagen, cuando le llegue la luz del proyector y las variaciones del haz luminoso se transforman en sonido por medio de otro transductor electroacústico (un altavoz).