El historiador Wilhelm Störmer sostiene que toda la información sobre la genealogía de los primeros duques francos es bastante creíble.
Cuando se enteró de que habían ido misioneros, y en particular san Kilian, los invitó a predicar en su presencia.
Cuando el duque Gosberto regresó de la guerra, preguntó por Kilian y —de acuerdo con la leyenda medieval— tanto el asesino como Gailana enloquecieron por la culpa.
Aunque el duque Gosberto conservó la fe cristiana, murió bajo la influencia de los sajones paganos, que formaba su propia guardia.
[2][3] A principios del siglo XIX, el poeta romántico Friedrich de la Motte Fouqué dedicó una tragedia al duque Gosberto.