Gobero fue descubierto por un equipo dirigido por paleontólogos y el geólogo Paul Sereno de la Universidad de Chicago, cuyas expediciones previas a la región habían descubierto numerosos fósiles, incluyendo el desconocido dinosaurio Nigersaurus y el cocodrilomorfo Sarcosuchus.
En 2005, Sereno organizó un equipo internacional de arqueólogos que exploraron el sitio y descubrieron que Gobero había sido habitado al menos durante 5.000 años, desde el 8000 a. C., cuando la zona se encontraba frente a un lago.
Los restos de polen en esta tumba sugieren que se colocaron flores como parte del rito funerario.
Probablemente, se mantuvieron en este lugar hasta el 6000 a. C. Mil años más tarde aparece la cultura teneriense, pastores nómadas que ocuparon el sitio entre el 4500 y el 2500 a. C. Dejaron huesos de un cuerpo pequeño y también tenían una cerámica distintiva.
"Lakeside Cemeteries in the Sahara: 5000 Years of Holocene Population and Environmental Change."