Tomó sus primeras clases de pintura con un desconocido artista boloñés llamado Andrea Baroni.
Amigo de Lorenzo Pasinelli, le ayudó a dar sus primeros pasos como aprendiz.
Cuando éste murió pasaron a trabajar con Flaminio Torri, uno de los discípulos más aventajados del fallecido maestro.
Milani acometió la empresa gracias al llamamiento del pintor quadratturista Giacomo Alboresi.
Giulio Cesare tuvo un hijo también pintor, Camillo Milani, aunque de un talento muy discreto.