Está realizado al temple y óleo sobre tabla (madera de álamo).
La obra fue vista por Vasari, que escribió en Las vidas (1568): "[Leonardo] retrató la Ginebra de Amerigo Benci, una cosa muy hermosa".
Probablemente fuera más grande originalmente, con unas proporciones muy similares a La Gioconda, habiendo sido el panel recortado más tarde por la parte inferior al menos en un tercio, perdiéndose las manos, siempre muy trabajadas por el artista.
Pijoán considera que está datada hacia 1504, cuando Ginebra tendría treinta años.
El pintor extendió la pintura, en algunos lugares, con los dedos, dejando así marcadas sus huellas dactilares.