Tras ser liberado le roba el asno a Sancho Panza en Sierra Morena.
Reaparece en la segunda parte del Quijote, en el capítulo 25, presentado como titiritero, con un parche de tafetán verde en el ojo izquierdo y acompañado de un mono con propiedades adivinatorias.
Posteriormente, maese Pedro repite las palabras del mono, que supuestamente puede ver sucesos pasados y presentes, mas no futuros.
Reconoce a Don Quijote y Sancho Panza, que no le reconocen a él, y les convence de estos poderes del mono.
Ante los lloros de Maese Pedro, Don Quijote culpa a los encantadores y, finalmente, le recompensa económicamente por los destrozos.