Las crónicas les consideran los homólogos indios de los magos persas, los astrólogos caldeos o los druidas celtas,[1] y es común que a importantes figuras helénicas como Licurgo, Pitágoras o Demócrito se les atribuya haber viajado a la India y aprendido de ellos.
Cobran una especial importancia en las fuentes durante la campaña india de Alejandro Magno, que mantuvo estrecho contacto con estos filósofos, lo que influyó especialmente a uno de sus filósofos, Pirrón.
[2] Se les considera con toda probabilidad exponentes del ascetismo indio o sramana, aunque existe debate sobre a qué escuela de pensamiento indio pertenecerían los gimnosofistas, especulándose con jainas, budistas, ajivikas o una mezcla de todos ellos.
Estrabón narra también el encuentro de los gimnosogistas con Alejandro, que envió al filósofo cínico Onesícrito a conversar con ellos.
[5] El autor del siglo XVI Juan Luis Vives abordó esta anomalía, recogiendo una tradición fantástica por la que multitud de gimnosofistas indios se habrían desplazado por mar hasta África escoltados por un ejército.