El aspecto físico de Carle Gilles -llevaba gafas oscuras y cabellos largos - recordaba a un tipo de cowboy que había cambiado el fusil por una cámara.
[1][2] Firme admirador del actor John Wayne, su obra está vinculada a la plena ascensión de Quebec hacia la modernidad, un proceso que se hizo con contradicciones y, también, con un cierto dolor.
Quizás una de sus películas más conocidas fue La vraie nature de Bernadette (1972), en la que una joven burguesa hippy deja la ciudad para instalarse en el campo.
Allí conocerá a un ganadero antisistema e intentará enseñar a su hijo adolescente cómo disfrutar de la sexualidad, tema que cayó como una bomba en el Quebec profundo y tradicionalista.
Pero el director vivió durante sus últimos años un gran drama en su propio cuerpo, la dolencia del Parkinson, que lo dejó recluido en una silla de ruedas y sin poder hablar.