Gil de Encinas

[3]​ Rasgos renacentistas se advierten en las pinturas de Horcajo de las Torres en los elementos arquitectónicos y el empleo del arco diafragma para dar paso a la escena, o en la creación de espacios naturales mediante el estudio de la perspectiva, con detalles como la colocación de libros en escorzo sobre los pretiles.

Incluso si sigue utilizando los fondos de brocados dorados, estos aparecen como tapices, que dejan ver a los lados espacios más profundos.

Pero las anatomías resultan desproporcionadas y los rostros parecen trabajados sumariamente.

Por razones estilísticas y su cercanía a estas tablas, Irene Fiz Fuertes, a quien se debe la clarificación de la personalidad de Gil de Encinas,[4]​ le atribuyó la tabla con el Cristo en majestad acompañado de santos y santas y de ángeles músicos del trascoro de la catedral de Zamora, y un San Pedro del San Diego Museum of Art, además de una participación significativa en el desmantelado retablo mayor de San Esteban de Fuentelcarnero (Zamora),[5]​ formado por dieciocho tablas que todavía pudo contemplar in situ Manuel Gómez-Moreno,[6]​ ahora dispersas y en parte perdidas, en las que trabajaron con el Maestro de Astorga varios otros maestros anónimos, así como en el retablo mayor de San Tirso de Arquillinos, pintado también en colaboración con el Maestro de Astorga.

[7]​ De este se conservan siete tablas ensambladas en un retablo del siglo XVIII, y a Gil de Encinas correspondería el apostolado del banco, quedando para el astorgano las escenas narrativas.

Bartolomé de Santa Cruz y Gil de Encinas: San Julián y santa Basilisa , 1507-1508, Iglesia parroquial de Horcajo de las Torres (Ávila)