Gil Eanes

Consiguió por primera vez, en 1434, llegar más al sur del cabo Bojador,[1]​ disipando las leyendas y el terror supersticioso que este promontorio inspiraba en la Europa del Renacimiento, e iniciando así la época que se conoce como de los «grandes descubrimientos».

Olas altísimas y arrecifes de crestas puntiagudas son frecuentes en aquella región, haciendo la navegación muy arriesgada.

Entre 1424 y 1433, Enrique envió quince expediciones con la misión de superar el cabo maldito.

El infante Enrique consiguió incentivar a Gil Eanes para que intentase la proeza del pasaje.

Regresó a la mitad del viaje debido al mal tiempo, no habiendo más datos biográficos concretos desde esa fecha, aunque algunos historiadores afirman que continuó su vida en Lagos.

Estatua de Gil Eanes en Lagos.