Cuando nació, su padre ya había sido despojado de su trono en 1860 y vivía con su familia en Austria, a veces en Lindau, pero principalmente en Salzburgo donde Germana pasó su infancia y juventud.
Nunca se casó ni tuvo hijos.
Tras el final de la Primera Guerra Mundial y la monarquía austrohúngara se instalaron las cuatro en el castillo de Schwertberg en 1918 y un año después hizo una declaración de renuncia a sus derechos dinasticos con sus hermanas para poder seguir residiendo en Austria.
Permanecieron junto a su madre hasta la muerte de está en 1935, tras lo cual vivieron solas en el castillo, aunque pasaban largas temporadas junto a sus sobrinos Godofredo y Jorge y las familias de ambos.
Fue enterrada inicialmente en el cementerio de la localidad, pero en 2008 su cuerpo, las de sus hermanas y su madre fueron trasladadas a San Gilgen.