Desde 1895 en adelante, participó en grandes exposiciones públicas, destacadamente, en el Salon d’Automne, donde se mostraban pinturas de temas religiosos, los paisajes y los bodegones.
Mientras Matisse representaba los aspectos reflexivos y racionales del grupo, Rouault encarnaba un estilo más espontáneo e instintivo.
Sus caracterizaciones de personalidades grotescas remarcadas en exceso inspiraron a los pintores expresionistas.
En 1907, Rouault comenzó una serie de cuadros dedicados a tribunales, payasos y prostitutas.
Le atrajo el espiritualismo y el existencialismo dramático del filósofo Jacques Maritain, quien fue un amigo cercano durante el resto de su vida.
Sus obras fueron estudiadas por los artistas alemanes de Dresde, que posteriormente formarían el núcleo del expresionismo.