La mayor parte de Ecuador se encuentra bajo rocas ígneas y metamórficas cristalinas del Precámbrico.
[1] Los territorios continentales y oceánicos comenzaron a añadirse al oeste de Sudamérica en el Mesozoico.
En el centro-norte de Ecuador, la falla Peltetec-Portovelo marca la sutura entre el cratón sudamericano preexistente y el terreno Amotape-Chaucha, que subduce parcialmente bajo un sistema de arco continental mesozoico preexistente.
[2] La separación del supercontinente Gondwana se registra en el Triásico en Ecuador con plutones tipo S, e intrusión de batolitos calcoalcalinos Jurásicos.
[3] Los basaltos oceánicos formados en el Jurásico y el Cretácico se acumularon en el borde del continente como un terrano separado hace unos 130 millones de años, formando un cinturón de basalto y diabasa, junto con toba, rocas meta-sedimentarias y sedimentarias que se extienden[4][5] Tras la acreción de nuevos terrenos a la cordillera Occidental, el Cenozoico trajo consigo el extenso levantamiento de la orogenia andina.