Los sedimentos que afloran en los barrancos de este cañón han proporcionado restos fósiles estrechamente vinculados con la evolución humana.
En la actualidad, el gobierno tanzano prefiere denominar el sitio con su nombre original masái, "Oldupai", y así se encuentra escrito en los indicadores de carretera.
Hace unos 500 000 años la actividad tectónica produjo la modificación de la red fluvial, drenándose el lago y comenzando a erosionar los sedimentos.
Se siguen encontrado herramientas achelenses y olduvayenses evolucionadas, atribuidas a Homo ergaster.
El entomólogo Wilhelm Kattwinkel recolectó fósiles en el lugar en 1911,[1] tras lo cual fue organizada una expedición dirigida por el geólogo Hans Reck, que en 1913 descubrió un esqueleto humano.
Los trabajos de excavación fueron iniciados por el matrimonio Louis y Mary Leakey en los años 1950 y fueron continuados durante el siglo XX por el profesor Fidelis Masao de la Open University of Tanzania con ayuda financiera del Earthwatch Institute.