[4] En el siglo XVIII fueron levantadas unas viviendas sobre las cubiertas de las grutas, que se destinaron a los guardias y jardineros del antiguo Real Sitio.
[6] En esta declaración se contempla que el pabellón tendrá, junto con el Palacio de los Vargas, "un uso característico cultural y/o museológico, ligado preferentemente a hechos o actividades relacionados con el Sitio Histórico".
Estaba integrado por cinco tramos abovedados, que se organizaban estructuralmente con un sistema de soportes propio.
En su flanco occidental, el edificio se adentraba en la tierra, simulando una cueva, hasta topar con los muros ciegos que lo delimitaban por esta parte.
El tramo central tenía una mayor complejidad constructiva, ya que formaba eje con la fachada oeste de la casa-palacio.
Incorporaba una exedra poligonal, en cuyo fondo se disponía un paso escalonado que conducía hasta el sotobosque.
[1] Todo el interior estaba profusamente decorado con ornamentaciones que recreaban e idealizaban el aspecto de los abrigos y cuevas naturales.