La obra ya había sido adelantada por el propio Borges en un obituario sobre James Joyce publicado en 1941 en la revista Sur,[2] donde expone:
Si antes podía saber la hora sin ver el reloj, ahora Funes había afinado sus asombrosas capacidades: lo recuerda todo, y cada percepción que tiene es, para él, una característica única e inolvidable: Funes decía: Funes había creado un sistema complicadísimo y absurdo de numeración en el que a cada número le atribuía una cosa, pero que luego había rechazado por su característica de ser una labor interminable.
Se puede comparar a Funes con un genio el cual ha adquirido una memoria extraordinaria, sin necesidad explícita de estudio o práctica.
Da pauta a cuestionarse cuánto potencial contiene verdaderamente el cerebro humano.
En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos."
Funes está postrado en un cuarto oscuro repasando eventos de su pasado, lo que se puede interpretar como una versión extendida del insomnio.