Un suelo fértil también proporcionará nutrientes minerales disueltos para el crecimiento óptimo de las plantas.
[6] Los suelos también actúan como un hábitat biológico y una reserva genética para una gran variedad de organismos.
La composición de la comida humana refleja la naturaleza del suelo en el que se cultiva.
Las cerámicas mayas mostraron rasgos heredados de los suelos y sedimentos utilizados como materia prima.
Sin embargo, el área natural de los suelos productivos es limitada y, debido a la creciente presión de los cultivos, la silvicultura y la urbanización, es necesario controlar la extracción del suelo como materia prima.
El suelo también tiene funciones culturales más generales, ya que actúan como parte del paisaje cultural de nuestras mentes, así como del mundo físico que nos rodea.
Además, el suelo ha sido una indicación importante de dónde se asientan las personas, ya que son un recurso esencial para la productividad humana.