El general James Oglethorpe puso sitio al Castillo de San Marcos, bloqueando la desembocadura del río Matanzas, confiando en poder rendirlo con un bombardeo continuo.
Al ver que los cañones no tenían efectividad debido a la resistencia de la coquina con la que se había construido el fuerte, decidió rendir la plaza por hambre.
Sin embargo, un pequeño navío español pudo evadir el bloqueo y dar aviso a La Habana, desde donde se enviaron suministros.
A los 38 días los británicos terminaron el asedio sin haber conseguido rendir el castillo.
Para proteger el Castillo de San Marcos de futuros peligros y evitar el asedio por tierra se vio la necesidad de proteger la entrada a San Augustín a través del río Matanzas, y para ello se mandó construir el Fuerte Matanzas (en inglés Fort Matanzas), con lo que se previnieron futuras incursiones por tierra contra el fuerte de San Marcos.