Monumento nacional (Estados Unidos)

UU. a declarar como monumento nacional «paisajes históricos, estructuras históricas y prehistóricas y otros objetos de interés histórico o científico» («historic landmarks, historic and prehistoric structures, and other objects of historic or scientific interest»), «cuyos límites en todos los casos se confinaran a la superficie más pequeña compatible con el buen cuidado y gestión de los objetos a proteger».

Sin embargo, esa referencia en la ley a «objetos de interés [...] científico» («objects of [...] scientific interest») permitió al presidente Theodore Roosevelt declarar como primer monumento nacional, tres meses más tarde, un lugar natural con características geológicas destacadas, la Torre del Diablo («Devils Tower»), en Wyoming.

La expectativa de que los monumentos nacionales serían pequeños también pronto se superó.

Y en 1918 el presidente Woodrow Wilson declaró, en Alaska, el monumento nacional Katmai, con más de 4.000 km².

No hubo oposiciones significativas del Congreso a este amplio uso de la facultad presidencial en Arizona y Alaska, tal vez en parte porque Arizona y Alaska eran los únicos estados sin representación en el Congreso.

Ninguna oposición se materializó hasta 1943, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt proclamó el monumento nacional Jackson Hole, en Wyoming.

Justo antes de dejar el cargo en 1961, el presidente Dwight D. Eisenhower proclamó el monumento nacional Canal Chesapeake y Ohio («Chesapeake and Ohio Canal National Monument») después de que el Congreso declinase actuar sobre la legislación del parque histórico nacional.

Esta acción fue muy impopular en Utah, y fueron presentados proyectos de ley que restrinjian aún más la autoridad del presidente.

Algunos presidentes han utilizado la Ley de Antigüedades no sólo para crear nuevos monumentos nacionales, sino para ampliar los ya existentes.

La Torre del Diablo (1906), el primer monumento nacional de los Estados Unidos.