Los grandes óculos que se asoman en la fachada y el cementerio con sus árboles componen una estampa poco corriente.
Formada por un crucero, espaldaña, una sola nave, coro, sacristía, bóveda de ladrillo, tres retablos barrocos y púlpito.
Lugar devoto para fomentar la piedad de los viajeros; este humilladero fue construido en 1618 por Benito Martínez y su Mujer Magdalena Ramírez, según reza en el pedestal que sujeta la columna.
El humilladero está formado por dos piezas: el crucero y una estructura de protección o templete.
El templete presenta cuatro gruesos estribos que sustentan un tejado de suaves vertientes, cuyas vigas llegan a formar un pequeño artesonado.
Podían abrebar en ella cómodamente hasta 30 caballerías (según refieren las crónicas).
La planta baja soportada mediante cinco pórticos y zapatas de madera que se apoyan en pilastras; y la planta superior, frenteada con ladrillo visto sobre cuya fachada vuela un balcón.
Comenzaron a construirse en el siglo XII, gracias al esfuerzo de los habitantes del municipio que excavaron las cuestas llegando a formar un gran número de galerías subterráneas.
Se sabe que fueron utilizadas 75 bodegas, destacando en la actualidad entre otras “La Cerca”, "La Beata", "Los Cabilas" y “El Cura”.
Los palomares son un bello ejemplo de la arquitectura popular, y además la cría de palomas fue una actividad que contribuyó a la economía doméstica, debido a que los pichones eran un plato básico de la dieta cárnica, y además la palomina (las heces) era un abono muy eficaz para huertas y tierras.
Los palomares no servían únicamente para la explotación aviar, también eran utilizados como refugio (durante las tormentas), y como almacén (se guardaban algunas herramientas de labranza).
En la actualidad los palomares y su actividad forman parte del patrimonio material e inmaterial de nuestra Villa.
Es una de las tradiciones que a pesar del elevado éxodo rural, se ha mantenido con éxito.
Los ocho danzantes se eligen entre niños/as de edades comprendidas entre nueve y catorce años, buscando más el acoplamiento del niño y el traje, que la perfecta ejecución de las danzas.
Quince días antes se preparan las típicas rosquillas "de cañada", rellenas de miel, chocolate y piñones que adornarán el ramo que un devoto dona a la Virgen para su posterior sorteo.
Y realizar el Sendero Interpretativo Autoguiado “La Dehesa” Cuenta con una población de 273 habitantes (INE 2024).