Basándose en estas numerosas leyendas, exploradores y aventureros buscaron la esquiva Fuente de la Juventud o algún otro remedio para el envejecimiento, generalmente asociado con aguas mágicas.Tales aguas podrían haber sido un río, un manantial o cualquier otra fuente de agua que, según se decía, revertía el proceso de envejecimiento y curaba enfermedades al beberlas o bañarse en ellas.3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?La inmortalidad como don aparece con frecuencia en las leyendas e historias de objetos, como la piedra filosofal, la panacea universal y el elixir de la vida, que son comunes por toda Eurasia y en otras regiones.Reunió a un grupo de aventureros y navegó al norte, para no volver jamás.Insatisfecho con su riqueza material, emprendió una expedición en 1513 para localizarla y descubrió el actual estado de Florida.Un frágil anciano se volvía tan completamente restaurado que podía reanudar «todos los ejercicios del hombre... tomar una nueva esposa y engendrar más hijos».
Juan Ponce de León
y sus exploradores en
Florida
buscando la Fuente de la juventud, según una ilustración alemana del siglo
XIX
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