Ftía I de Epiro
Vivió en época clásica y su marido fue el primer rey no mítico cuyo nombre aparece en las fuentes, Admeto de Epiro.La reina Ftía y su marido fueron coetáneos del general ateniense Temístocles, que había promovido acciones políticas en contra de la monarquía epirota.[1][2] Al momento de su llegada el rey se negó, pero la reina Ftía insistió para aceptarlo en la corte.Para que se ganase el favor del rey, le aconsejó que pidiera refugio con un ritual especialmente sagrado para los molosos: coger a su hijo, el joven príncipe real, y colocarlo sobre sus rodillas en las cercanías del hogar.[1] Posteriormente, y haciendo oídos sordos a los embajadores atenienses y espartanos que llegaron después, Admeto logró que Temístocles se trasladara sano y salvo a Pidna, desde donde acudió más tarde a la corte persa.