Basándose en la tecnología utilizada por el ejército soviético durante la Guerra Afgano-Soviética, se hubieran sustituido las cercas con sensores y detectores.
[37] Las comunidades de Alemania Oriental tuvieron una situación mucho más difícil, porque el país era pobre y su gobierno impuso restricciones severas sobre ellos.
Sus colegas asesinados en la frontera fueron aclamados como héroes y niños de escuelas en Berlín Oriental fueron mostrados saludando durante sus servicios funerarios.
[45] Los habitantes del pueblo germano-oriental de Kella, se convirtieron en una atracción turística para los occidentales en los años 1970 y los 1980.
[49] Cuando una persona intentaba cruzar ilegalmente la Frontera interalemana por 1980, viajando del este a oeste, en primer lugar se podía encontrar con la "zona restringida" (Sperrzone).
[54] Sus entradas siempre se colocaban mirando hacia el lado de Alemania Oriental, por lo que los observadores en Occidente no podían ver guardias entrar o salir.
Esto permitió a los guardias identificar intentos de fuga que no habían sido detectados, registrando cuántas personas habían logrado cruzar, y donde se estaban realizando los intentos de fuga y en qué momentos del día los escapes estaban más activos.
En otros lugares, zanjas anti-vehículos en forma de V, conocidos como Kraftfahrzeug-Sperrgraben (KFZ-Sperrgraben), se instalaron 829 kilómetros a lo largo de la frontera y estaban ausentes solamente donde obstáculos naturales como arroyos, ríos, barrancos o espesos bosques hicieran tales barreras innecesarias.
[63] La frontera actual entre Alemania Occidental y Oriental se encontraba en el lado opuesto de la franja exterior.
El personal militar extranjero fue restringido de acercarse a la frontera para evitar choques u otros incidentes no deseados.
En total, se estima que 189 personas han muerto en el intento de huir a través del Báltico.
Si el guardia intentaba escapar, sus colegas estaban bajo instrucciones para dispararle sin vacilación ni previo aviso;[75] 2500 escaparon a Occidente, 5500 más fueron capturados y encarcelados hasta por cinco años,[76] mientras que otros fueron alcanzados por disparos y muertos o heridos en el intento.
Fueron utilizados para resolver los problemas locales afectando la frontera, tales como inundaciones, incendios forestales o animales callejeros.
Tan solo en 1968, más de 4000 proyectiles que contenían unos 450.000 folletos fueron disparados desde Alemania Oriental hacia el Oeste.
[51] Estos pactos fueron mayormente respetados tanto por la Unión Soviética como por la RDA, aunque con interrupciones temporales y cierto acoso a los viajeros.
Los viajeros procedentes de o cuyo destino fuese Dinamarca, Suecia, Polonia y Checoslovaquia también podían cruzar a través del territorio oriental.
En Marienborn incluso había un depósito mortuorio donde los ataúdes podrían ser evaluados para confirmar si los ocupantes estaban realmente muertos.
[95] Los alemanes del oeste fueron capaces de cruzar la frontera con relativa libertad para visitar a familiares, pero tuvieron que pasar por numerosos trámites burocráticos.
No fue sino hasta noviembre de 1964 que se les permitió visitar Occidente, e incluso entonces solo los jubilados podían viajar.
Sin embargo, en 1975, Alemania Oriental firmó los Acuerdos de Helsinki, un tratado pan-europeo para mejorar las relaciones entre los países europeos.
[108] Aquellos rescatados eran valorados en una escala, que iba desde alrededor de 1875 marcos alemanes para un trabajador manual hasta unos 11.250 DM por un médico.
Durante un tiempo, los pagos fueron efectuados en especie utilizando bienes escasos en Alemania Oriental, como naranjas, plátanos, café y medicamentos.
Los que intentaron escapar fueron llamados Sperrbrecher (literalmente "corredores de bloqueo" pero más traducido libremente como "violadores fronterizos").
[113] Este lenguaje con matices ideológicos permitió al régimen retratar a quienes cruzaban la frontera poco mejor que traidores y criminales.
Los guardias fronterizos que intentaron escapar fueron tratados mucho más duramente y en promedio fueron encarcelados durante cinco años.
[129] Todavía no está claro cuántas personas murieron en la frontera interalemana o quiénes eran, ya que la RDA trató dicha información como un secreto celosamente guardado.
Varios monumentos mayormente no oficiales se establecieron en el lado occidental por gente que buscaba conmemorar a las víctimas de la frontera.
[137] El régimen nombró escuelas, cuarteles y otras instalaciones públicas en homenaje a los guardias muertos y utilizó los memoriales como lugares de peregrinación para significar que (como decía un eslogan) "sus muertes son nuestro compromiso" para el mantenimiento de la frontera.
Los guardias fronterizos fueron incapaces de ponerse en contacto con sus superiores para instrucciones y, por temor a una estampida, abrieron las puertas.
Muchos nuevos puntos de cruce fueron creados, reconectando comunidades que habían estado separadas durante casi 40 años.