Otra leyenda, que no coincide en el tiempo, dice que llegó a asistir a las exequias de Santa Marta, donde perdió un guante, motivo por el que, a veces, se le representa con él y como discípulo de San Pedro, le llevó a extender sus enseñanzas.
[1] Sus reliquias descansaron hasta 1575 en la Catedral de Saint-Front en Périgueux.
[2] En ese año, los hugonotes se apoderaron de ellas y las transportaron al castillo de Tiregand en Creysse (Dordoña), para luego tirarlas al río Dordoña.
[3] En Zamora se erigió, a comienzos del siglo XIII, una iglesia románica de hospital o albergue de peregrinos que fundó Aldovino, un monje natural del Périgord, perteneciente al grupo de francos que ayudó a repoblar la ciudad, con la advocación de San Frontis.
Es la única del país que tiene tal advocación.