Francisco de Soto Marne

En 1749 entró en polémicas con el benedictino fray Benito Jerónimo Feijoo, suscitando varios escritos de defensa de este último y otros.

Partió a Lima con este cometido y el 22 de enero de 1753, ya en el Perú, fue nombrado además Calificador y Consultor del Santo Oficio o Inquisición.

Terminó su comisariato general en 1765 y no se dispone casi de información sobre su periodo posterior; es posible que volviera a su provincia de origen, San Miguel, y muriese hacia 1771, pero se ha encontrado un sermón suyo que, aunque datado en Lima en 1754, fue publicado en 1775, lo que podría hacer creer que vivía aún en esta época en América.

Del Florilegio sacro, célebre sermonario de Soto Marne son los fragmentos alegados por fray Gerundio, obligado a defenderse ante el padre provincial por los disparates del sermón pronunciado en su estreno como predicador.

[2]​ De él dice el padre Isla por boca del provincial, que sabía tanta teología como fray Gerundio, pues «por aprovechar un insulso retruecanillo» era capaz de encajar errores doctrinales.