Francisco de Sande

Incluso se atrevió a solicitar al rey Felipe II el respectivo permiso para iniciar la conquista española de China.

Antes de partir, Sande hizo correr el rumor de que había sobornado con dinero al visitador y por lo tanto le favorecería la decisión del juicio pendiente.

La viuda y los hijos del Dr. Sande, durante bastante tiempo, pleitearon denodadamente por conseguir el tesoro que había amasado el rígido funcionario y que lo confió a su amigo don Pedro de Mendoza, pero al parecer quien se había hecho con el tesoro era fray Martín de Sande, hermano del presidente; y el tal fray lo volatilizó haciéndole regalos al duque de Lerma para que le proporcionara algún obispado.

La viuda de Sande reclamó a su cuñado el tesoro, pero como lo había malgastado, nada pudo devolverle.

Enteradas las autoridades eclesiásticas del caso, el ambicioso fraile fue desterrado al convento de Trujillo, donde murió en 1627.