Francisco Rousset de Jesús y Rosas

Después de varios viajes comerciales emprendidos hasta Sonora, y habiendo establecido un almacén con un capital cuantioso, sufrió una enorme pérdida; pues se le incendió su establecimiento.Fue presentado por el rey de España para la Mitra de Sonora, que de buena voluntad le concedió la Santa Sede, en atención á sus grandes virtudes, dotes intelectuales é importantes servicios á la Santa Iglesia.En los manuscritos hay esta breve frase que en pocas palabras encierra un vasto panegírico: Fue obispo ejemplarísimo, y muy celoso de los derechos de la Iglesia, por cuya defensa padeció mucho.En abril del año siguiente ya estaba en funciones como "Obispo Electo" en el mineral del Rosario; dispuso que los párrocos y misioneros le rindieran un informe sobre el estado en que se encontraban sus respectivas jurisdicciones; el 14 de septiembre arribó a Arizpe, capital entonces de la gobernación y, en diciembre visitó la Parroquia de Álamos titulándose "Obispo Gobernador de esta Diócesis".Las bulas vinieron de Roma al siguiente año.La consagración se hizo en Zacatecas en la iglesia parroquial por el limo.En Zacatecas se hicieron muchas y muy grandiosas demostraciones de júbilo, y el Sr. D. Buenaventura Arteaga, padrino principal, gastó en la función mas de diez mil duros.[3]​ Franciscano en toda le extensión de la palabra, siguió siéndolo después de su ascensión al episcopado, pues vivió con la misma austeridad que en el claustro, y siempre mostró gran cariño por la Orden, y especialmente por su provincia.En las tareas del ministerio no se diferenciaba de sus sacerdotes, pues se pasaba largas horas en el confesionario, y como si fuera el más humilde de ellos salía a oír las confesiones de los enfermos, a los que siempre ayudaba en alguna forma.Su caridad se derramaba entre las gentes más necesitadas, y a su muerte, los únicos bienes que se le encontraron, fueron: el breviario; libros necesarios para el estudio; dos pieles de cíbola; unas navajas de afeitar y una deuda de $90.
Juan de Saenz, Francisco Rousset de la Rosa
Alegorías de la Virgen del Refugio