Francisco Patricio de Berguizas

[2]​ Doctor en Teología, fue además canónigo de la Catedral de Sevilla y bibliotecario del rey, además de juez de oposiciones a cátedras y traductor y editor de unas Obras poéticas de Píndaro (Madrid, 1798) en versión bilingüe, de las que solo llegó a entregar el primer volumen que contiene las catorce "Olímpicas", provisto de un importante ensayo introductorio.

Políglota, dominaba el latín, el griego y el hebreo y tradujo textos en todas esas lenguas de tal suerte que la crítica es unánime en alabar sus versiones.

Fue además abreviador del Tribunal de la Nunciatura y miembro honorario (1799) y de número (1801) de la Real Academia Española, donde se encargó de llevar las correspondencias latinas.

[2]​ Fue un traductor más que concienzudo.

Escribe en el prólogo de su versión de Píndaro: Marcelino Menéndez Pelayo alaba su traducción y señala en su Biblioteca de traductores que, para la corrección del texto griego, tuvo presentes la edición de Oxford (1697); la de Venecia (1762); la de Glasgow (1770) y, sobre todo, la de Gotinga de 1773 dirigida por Christian Gottlob Heyne.