Crónica esperanzada de un tiempo convulso" (2004) prologado por Gregorio Peces-Barba; y "La Universidad, corazón de Europa" (2008) prologado por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Bolonia en Crisis (2012).
Reformas necesarias y tópicos manidos (2015), Los males de la Europa social: Buscando soluciones (2017) o Más talento para la universidad española: Retenerlo, atraerlo, recuperarlo (2020).
Pero, ¿se excluyen entre sí?, ¿la vocación científica se conjuga bien con el sentimiento humanista?, ¿puede hallarse un equilibrio entre ambas?
Mi experiencia como profesor y como responsable de alguna institución universitaria me lleva a afirmar lo contrario.
(…) La buena docencia universitaria no es cuestión de retórica, necesita los recursos adecuados y que, posteriormente, se evalúen los resultados alcanzados.
La construcción europea, ahora tan solo a la mitad del camino deseado, es un proyecto unificador.
(17/05/20) Stefan Zweig simboliza lo mejor del alma europea (…)Sus ideas sobre el porvenir de Europa, su fe en la fraternidad entre sus pueblos, su pretensión de sumar a pensadores diversos, sin importar su lugar de nacimiento, en la lucha colectiva por un mundo más justo, son recetas de ayer válidas para el presente, por más convulso y cuesta arriba que parezca nuestro tiempo En nuestro proyecto europeo, como si se viese aquejado de achaques debidos a sus muchos años, tras dar dos pasos adelante sigue uno hacia tras.
Cada una a su modo son barreras al desánimo, una certidumbre de la Europa cultural, científica y política que forjaron tantos genios artísticos, científicos y literarios imbuidos de europeísmo.
Los dos mayores males que frenan el progreso de un pueblo como colectivo son la desunión irreconciliable, cuando no odio africano, de sus líderes políticos con su visceral negación del pan y la sal al adversario político, al que convierten en enemigo político, y la corrupción y el enriquecimiento irregular de sus altos dirigentes a costa de la posición que ocupan.
Sobre sus vivencias en París Particularmente, Michavila narra en su libro Mi París (2021) sus experiencias y vivencias acaecidas en diferentes etapas de su vida, a través de un relato novelado que mezcla hechos reales con algunos ficticios.
En él, aparecen diversas personalidades francesas del mundo científico, intelectual y político con quienes el autor ha compartido hechos de su vida: Jacques Delors, Claude Allègre, Francis Gutmann, Anne Hidalgo, Jean Mandel, René de Possel, Jacques-Louis Lions, Laurent Schwartz, Pierre-Arnaud Raviart, Olivier Pironneau, Gerard Petiau, Jean-Jacques Payan, Michel Barat, Françoise Allaire y Jacques Levy, entre otros.
Francesc Michavila ha mostrado un firme compromiso con su tierra, con el pueblo valenciano, su progreso y su prosperidad, como se recogía en 2013, en el artículo “¿Tiene futuro el pueblo valenciano?” :El pueblo valenciano es resistente, lo ha sido a lo largo de su historia, ha sabido encajar situaciones adversas y soportar con resignación humillaciones pero no ha abandonado (…) Los valencianos debemos, en voz bien alta, proclamar la ruptura y pedir que otros vengan, que hagan méritos para ilusionar a los ciudadanos y que muestren sus capacidades para recibir la confianza.