Alcanzó siete ediciones en poco más de cuarenta años.
Sin pretender originalidad, Hernández trata de vivificar los hechos cotidianos proponiendo medios espirituales sea por la intención, sea por ejercicios prácticos de devoción.
Se destacan en especial los capítulos sobre la rectitud de intenciones (cap.
Otra obra, aparecida anónima (Incendio de amor a Jesús Sacramentado.
Oraciones devotas y actos.., Einsiedeln, 1899), podría ser obra de Hernández, ya que fue editada desde un manuscrito dejado a su muerte en Roma.