[1] Segundo marqués de Almazán, V conde de Monteagudo de Mendoza y guarda mayor del rey,[2] fue virrey de Cataluña entre 1611 y 1615,[1] y pieza decisiva de la crisis entre el principado y la monarquía.
Tuvo que enfrentarse al desorden monetario y, sobre todo, al aumento constante del bandolerismo, que llegó a invadir la misma administración del lugarteniente, dividida en nyerros y cadells.
Hurtado de Mendoza acusaba de connivencia con el bandolerismo a las instituciones catalanas cuando el 24 de octubre de 1614 informaba al rey Felipe III de su fracaso contra el creciente poder y número de los bandoleros: «No se puede más, que la tierra los produce como hongos, ella los fomenta y defiende».
Las revueltas y la alienación política de los catalanes había llegado a tal extremo que se hablaba de restablecer el orden mediante «la conquista con la caballería e infantería de Castilla».
Cuando Hurtado murió en 1615, las instituciones argumentaron "razones de protocolo" para no asistir al entierro.