A los 29 años, ya casado con Concepción Tejero y con tres hijos —Antonio, Francisco Benito y Julio Argentino— reanudó los estudios primarios que no había podido completar, dio el examen general de la escuela primaria e inició la secundaria de noche, en el Instituto Modelo, mientras continuaba trabajando para mantener a su familia.
García Martínez dijo que sí pero siguió estudiando a escondidas en la Universidad de la Plata.
No permaneció mucho tiempo, ya que en 1933, ya en la Segunda República española, volvió a Murcia, donde tenía el proyecto de fundar un colegio laico, pero en 1936 dada la situación política tormentosa que advertía en su país, Francisco García Martínez, que adhería a las ideas socialistas, regresó a Argentina y al ejercicio de su profesión.
A pesar de esa discrepancia Borlenghi lo designó abogado del gremio en 1944.
Dos años después se casó con una prima lejana, y en 1964 murió cuando en la ruta 9, cerca de Campana, volcó el auto que lo conducía.