Francisco Cuevas Cancino

A un año de la partida del Embajador Emérito de México Francisco Cuevas Cancino sus alumnos y amigos le recordamos con aprecio, admiración y sobre todo con gratitud.

El Embajador, como nos referíamos al Doctor Francisco Cuevas Cancino en la Universidad, se ha vuelto una vela en nuestros trabajos.

Personalmente, puedo decir, como diría Vargas Llosa de Julio Cortázar, “me acostumbré a escribir presuponiendo su vigilancia”.

Cuevas Cancino fue un diplomático de 24 horas, siete días de la semana, era, como a él se refirió Porfirio Muñóz Ledo (quien le sucedió en la ONU), el Diplomático Perfecto, y lo demostró.

Reconocido por el Gobierno de Venezuela por sus investigaciones sobre Simón Bolívar, sus trabajos son hoy en día una fuente obligada para historiadores del Libertador.

Acostumbro a preguntar en librerías y lugares de internet por textos del Maestro, siempre me he sorprendido, siempre hay algo nuevo que leer; análisis jurídicos, intervenciones en foros internacionales y nacionales, historia, traducciones, novela, teatro latinoamericano y teatro griego.

Me atrevo a decir que fue La fortaleza su más destacada característica, su fuerza ante la vida.