Francisco Antonio de Castro

Finalmente, llegó a ser gobernador del partido de La Serena.

[1]​ Probablemente dedicó su juventud al cultivo de la poesía festiva y de circunstancias, pero lo abandonó en su madurez para dedicarse a asuntos aparentemente más elevados, llegando a publicar varias obras extensas en verso: Vida de la gloriosísima señora Santa Ana (1717), Los siete sabios de Grecia en sus siete veneradas sentencias (1723) y Laureola sacra de la vida y martirio del venerable padre Diego Luis de Sanvítores (1723), dedicada al jesuita español Diego Luis de San Vitores.

[2]​ En Ocios líricos, aunque se acusa la profunda influencia de los grandes poetas del siglo XVII, algunas composiciones muestran que Castro había llegado a ser consciente del agotamiento de la lírica barroca.

Incluso se intuye un cambio, un deseo de renovación.

Al igual que sucede en la obra de otros autores contemporáneos, la producción de Castro es en cierta medida un preludio de los cambios que se producirán en la literatura española durante el siglo XVIII.