Francisco Andreví

Aunque las ganó holgadamente, no llegó a ocupar ninguna de ellas, por cuanto en el primer caso no tuvo conocimiento hasta años más tarde del resultado y, en el segundo, al ser considerado excesivamente joven para cumplir con garantías su compromiso.Madrid no era una plaza musical cualquiera para ejercer como maestro de capilla del Rey.Su estancia en Madrid al frente de la música real tuvo dos etapas muy diferenciadas.La segunda etapa, vinculada a la regencia posterior al fallecimiento del rey, ya no le supuso un tiempo de tranquilidad, pues la inestabilidad política y las luchas internas en la real familia, acabó por repercutir en la entidad musical que él dirigía, teniendo que participar en depuraciones del personal músico que mermaba la calidad de la capilla por los enfrentamientos entre liberales y carlistas.Cuando se vuelven a tener noticias públicas de su paradero, Andreví es un exiliado político.El periodo francés de Andreví, sobre todo sus contactos y posterior estancia en París, supuso al músico Andreví el acercarse a la música y los músicos del momento que allí residían, no estrictamente eclesiásticos, dando tanto origen a sus singulares “canciones francesas” como a la redacción y posterior publicación de su Tratado de Armonía editado en Barcelona y Paris en 1848, una obra muy apreciada por la dirección del Conservatorio de Paris.No obstante, lo que parecía un triunfo en tierras del exilio no podía ocultar, como casi siempre en su caso, la nostalgia de su tierra, por lo que finalmente, enterado del perdón concedido por Isabel II a los exiliados políticos, acabaría retornando a Barcelona en 1849.De todas ellas, algunas se pueden destacar al haber tenido una mayor trascendencia o significado en el transcurso del tiempo.La segunda parte de la obra, a su vez, está integrada por recitativos y arias.Pieza vocal camerística, compuesta como obsequio de la Ciudad de Valencia a la futura reina María Cristina, en su estancia en la ciudad con motivo del viaje para contraer matrimonio con el rey Fernando VII.Las obras, que forman un conjunto, las compuso a la muerte del rey Fernando VII.Destaca en ambas el trémolo con que comienzan; de tempo Andante Maestoso en el oficio y solamente Maestoso en la misa, las dota con este inicio de un carácter íntimo y expresivamente significativo.Por su parte, la misa está elaborada para 4 solistas vocales, coro mixto y gran orquesta, en la tonalidad de Do menor, y contiene las partes tradicionales de dicha pieza musical, si bien hay que destacar su elección del motete Peccatem me que incorpora en la obra.Compuesta durante el tiempo que estuvo en la catedral de Burdeos, y dedicada a su arzobispo, de ella se han hecho durante el siglo XIX dos ediciones impresas, una en Barcelona y otra en Francia.Con anterioridad a este texto y edición, Andreví compuso otro Tratado de Armonía, que se quedó como mero borrador manuscrito.En lo que respecta a estos trabajos que solamente fueron manuscritos, y que no vieron edición impresa, también se conoce otros manuales o apuntes, como son Los principios elementales de Música, el Tratado de Canto Llano y Los ocho tonos del órgano, obras todas ellas destinadas a la enseñanza de sus discípulos.