Sólo hay una obra suya plenamente documentada: en 1345 firmó y fechó un políptico de la iglesia pisana de santa Catalina, representando a santo Domingo y ocho escenas hagiográficas (hoy en el Museo Nacional, Pisa).
Los frescos del Camposanto quedaron severamente dañados o incluso destruidos por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
Por suerte, del Triunfo de la Muerte se conoce un grabado, de hacia 1470, atribuido a Baccio Baldini; se considera uno de los más tempranos producidos en Italia y es aún más singular porque incluye una inscripción que identifica la imagen y precisa que está en Pisa.
Es, por ello, uno de los primerísimos grabados que dicen reproducir otra obra anterior; lo habitual era repetir o copiar motivos ajenos pero omitiendo que lo eran.
Entre ellas, una delicada Virgen con el Niño sobre tabla, en el Museo del Prado de Madrid.