Durante este período las relaciones con las autoridades otomanas no fueron fáciles, y Quaresmio sería encarcelado en un par de ocasiones.
Sin embargo, aparte de su misión religiosa y política como cabeza de la orden franciscana en Tierra Santa, Quaresmio encontró tiempo para examinar y estudiar los lugares santos en relación con las Escrituras.
Vuelto a Italia en 1620, comenzaría poner por escrito los resultados de sus investigaciones y de su experiencia en lo que llegaría a ser su obra más conocida: la Elucidatio Terrae Sanctae.
[2] Habiendo viajado por Egipto, Palestina, Siria, Mesopotamia, Chipre, Rodas, Constantinopla y gran parte de Asia Menor, A partir de 1629 continuaría dedicando sus cualidades a la Tierra Santa mediante numerosos escritos, que le asegurarían una fama mundial, especialmente entre historiadores, biblistas y orientalistas.
En el segundo volumen se hace una descirpción muy detallada de Palestina mediante diversos itinerarios.