El entorno consta de formaciones calizas; y bosques que tapizan el terreno no rocoso.
Tenemos dos accesos por carretera a esta villa romana, uno desde Miranda de Ebro, y otro desde Haro.
Adelantándose en sus calles pueden observarse algunas casas construidas en sillería en los siglos XVI y XVII adornadas con escudos, los cuales se conservan actualmente.
En sus últimos años más o menos, sobre 1.930 éste hospital permaneció abierto para acoger a los méndigos que visitaban la villa.
De ella se conserva la puerta amurallada del lado sur, situada en la calle Ontanilla.
Esta tiene arco apuntado y en su parte interior cuenta con una hornacina con una imagen del siglo XVI.
Pertenece al gótico tardío, mientras que la torre es una obra de sillería, con reloj, escalinata y verja.
En la Iglesia se acoge a un Cristo gótico de tamaño natural del siglo XIV.
Los autores del retablo fueron Juan de Lizarazu, quien dedicó todos sus esfuerzos a las imágenes y esculturas.
El retablo que ocupa, como hemos dicho antes, la cabecera de la iglesia, está formado por un banco, tres cuerpos y ático, distribuidos en cinco calles, para adaptarse a la forma poligonal de la cabecera del templo, la estructura es claramente burgalesa.
La arquitectura del retablo se forma con pilastras en el banco y columnas de fuste decorado.
El retablo destaca por sus dimensiones, el conjunto se incluye dentro de una gran cuadro, del que únicamente sobresale el Calvario.
En el primer cuerpo, la Santísima Virgen sedente con el Niño ocupa la hornacina central y, a los lados, los relieves se dedican a representar hechos de San Miguel, el santo titular de la parroquia y del retablo.
La economía de Foncea se basa en la agricultura, al estar la villa protegida por los montes Obarenes y ubicada a gran altitud, hace que su clima sea favorable para la granación del cereal, sembrado en sus fincas.
Las personas que actualmente llevan el apellido Foncea viven principalmente en España, Chile y Argentina.