Como la situación militar evolucionó desfavorablemente, fue enviado en misión diplomática a numerosas cortes europeas.
Su objetivo en la lucha contra los príncipes territoriales fue lograr una reforma en el imperio asentada en las pretensiones de los campesinos y la burguesía y sobre todo la supresión de los privilegios del clero tomando el evangelio como fundamento moral.
Pero no logró convencer a los campesinos más radicales con sus pretensiones moderadas y en razón de sus orígenes nobles despertaba también desconfianza.
Pero durante esa espera, los campesinos fueron derrotados en la decisiva batalla de Ingolstadt, en la Baja Franconia y en Königshofen.
Según una versión, habría sido enterrado por sus asesinos inmediatamente en uno de los bosques circundantes en un lugar hasta hoy misterioso.
Geyer se transformó así en un arquetípo precursor de la lucha proletaria, en un héroe revolucionario proto-comunista .
Es todavía en la actualidad, sede de una celebración anual en su memoria, la "Florian Geyer Festspiele".