[1] Al igual que otros lanzallamas contemporáneos, fue empleado para despejar trincheras y fortificaciones.
El Flammenwerfer 41 empleaba una llama alimentada por hidrógeno para encender una mezcla de gasolina y alquitrán (Flammöl 19), que era disparada desde un lanzador conectado a un tanque.
La mezcla incendiaria y el gas propulsor eran transportados en tanques separados, el primero conteniento 11,8 litros de Flammöl 19.
Durante el invierno de 1941 se descubrieron problemas en los combates con las tropas soviéticas, ya que el mecanismo de ignición del Flammenwerfer 41 no podía soportar las temperaturas bajo cero.
Los soldados armados con lanzallamas solían ser los primeros en caer ante los disparos del enemigo, por los estragos físicos y psicológicos que causaban, además de su eficacia contra tropas atrincheradas.