[1] Debido a la tensión por la rivalidad existente, el colegiado belga John Langenus exigió precauciones policiales excepcionales.
Campisteguy atendió a Pancho Varallo antes de la final y recomendó que no jugara por su lesión en la rodilla.
Los dirigentes argentinos pensaron que su diagnóstico era interesado porque enfrentarían a Uruguay, y decidieron incluirlo en el equipo.
Ocho minutos después, Carlos Peucelle recibe de Manuel Ferreira e iguala el partido.
José Nasazzi levantó sus manos para reclamar de off-side, pero el juez habilitó la jugada.
Corrían 23' del segundo tiempo y Victoriano Santos Iriarte puso en ventaja a los locales tras un pase de Ernesto Mascheroni.
[6] El día posterior a la final fue declarado fiesta nacional en Uruguay; en Buenos Aires, por el otro lado, la policía tuvo que disparar a una muchedumbre furiosa que intentaba asaltar la embajada uruguaya.
[9] Muchos jugadores argentinos temieron por sus vidas cuando al descanso de la final del Mundial ganaban 1:2 a Uruguay.
«Mejor que perdamos, si no aquí morimos todos», habría dicho Fernando Paternoster a sus compañeros en el vestuario.