Filtro óptico

La atenuación de la señal filtrada se mide mediante la transmitancia óptica del medio filtrante o su inversa, la absorbancia.

Muchas lámparas halógenas se fabrican con un filtro dicroico que refleja la luz infrarroja de vuelta al filamento.

En joyería se emplea este efecto para producir irisaciones en la superficie de vidrio con recubrimiento especial.

Otra importante aplicación se lleva a cabo en el filtrado espacial.

Estos filtros, al no absorber apenas radiación, se calientan mucho menos que los equivalentes filtros de absorción, lo que los hace más estables para óptica de precisión y adecuados para trabajar con luz intensa o láser potentes.

Una variante del mismo principio, pero con efectos opuestos es la empleada en los recubrimientos antirreflectivos de las lentes.

Éstos filtros se usan en una amplia variedad de ámbitos, prácticos y científicos.

Ciertos tipos de estereogramas son visibles polarizando las imágenes para cada ojo en un plano distinto, se proyectan juntas y con unas gafas especiales con filtros adecuados para cada ojo se separan de nuevo.

Son un tipo de filtros que absorben la radiación ultravioleta (UV), dejando pasar la luz visible.

Generalmente se usan para filtrar la salida de un láser suprimiendo las aberraciones debidas a imperfecciones en la óptica que impiden que sea perfectamente convergente, produciendo un haz en el modo transversal del resonador óptico.

Es por ello que se emplea frecuentemente en gemología para distinguir la esmeralda auténtica de imitaciones.

Esto es debido a la fluorescencia roja que emiten éstas al ser iluminadas con luz ultravioleta.

Aunque no es capaz de distinguir entre esmeraldas naturales y las sintéticas que se empezaron a introducir en los años 40, este filtro sigue siendo útil para distinguir las variantes sintéticas de aguamarina y topacio azul, las cuales al ser espinelas con contenido en cobalto emiten fluorescencia roja.

Los filtros usados en fotografía y cinematografía consisten en una lámina translúcida que se interpone delante del objetivo.

Con ellos se consigue alterar la imagen de diversos modos, corrigiendo el color, modificando la luz o creando distintos efectos visuales.

En la fotografía en blanco y negro un filtro de color modifica el contraste atenuando ciertos tonos de color; así se puede hacer más oscuro el cielo azul usando un filtro anaranjado.

En artes gráficas se usan los llamados filtros de sustracción que sólo dejan pasar la luz de tonos básicos con lo que se consigue descomponer una imagen en sus colores primarios como paso previo a una impresión policrómica, si bien la tecnología digital ha hecho esto innecesario en la actualidad.

Por último en fotografía infrarroja se usan filtros que sólo permiten pasar este tipo de luz.

El vidrio tiene la ventaja de su permanencia sobre los materiales plásticos, ya que éstos, en función de la intensidad luminosa a que están sometidos, van atenuando su color con el uso, sobre todo en colores muy saturados.

Los vitrales eran conocidos desde la antigua Roma pero no es hasta el gótico cuando su uso se generaliza desarrollándose nuevos colores y perfeccionándose la técnica de emplomado.

Posteriormente se empleó gelatina, lo que dio nombre al dispositivo hasta nuestros días.

Otros filtros se emplean para obtener diversos efectos luminosos sin alterar el color de la luz.

Para minimizar la distorsión cromática, que podría ser peligrosa por ejemplo, al conducir, las lentes se suelen fabricar de color gris, verde o marrón.

Estas dos últimas son particularmente recomendables ya que además mejoran el contraste de la imagen.

Las lentes se fabrican de vidrio, policarbonato, metacrilato o CR-39 (alil diglicol carbonato).

Prisma tricroico.
Diagrama de la acción de un filtro polarizador.
Filtro espacial.
Filtros fotográficos.
Reflector con un filtro amarillo.