En 1971 Fernando decide dedicarse por completo a la literatura y abandona su trabajo en el Reader's Digest.
Viajes, conferencias, pregones, cursos y la escritura ocupan la mayor parte de su tiempo.
En 1973 marcha con su amigo Félix Grande a Hispanoamérica como embajador del flamenco: Puerto Rico, Perú, Argentina, Nicaragua y Chile.
La muestra, uno de los ejes culturales de la capital gaditana, está dedicada hoy en exclusiva al cine, aunque con Fernando Quiñones al frente tuvo un carácter misceláneo: pintura, música clásica, flamenco, cine, literatura y un sinfín de actividades que dieron vida a los veranos gaditanos.
Alcances fue una empresa encomiable que lidió con la falta de medios económicos y con una férrea censura franquista.
Enamorado de su tierra, de su sur gaditano, una tarde cualquiera, poco antes de morir, al borde del océano Atlántico, Fernando Quiñones se llevó a su mujer Nadia junto al mar y desde allí le dijo: «Nadia, quiero hacerte un regalo: te regalo Cádiz».
La ciudad regalará a Fernando Quiñones, justo en ese lugar, el paseo que recibe su nombre.
Tras su fallecimiento la Diputación Provincial de Cádiz, junto a otras entidades, creó la Fundación Fernando Quiñones.