Durante la primera etapa de su vida política representó los principios del sector conservador pero, según pasaron los años defendió los ideales del grupo liberal.
Comenzó su carrera política como concejal del Ayuntamiento de San Sebastián y en 1865 fue nombrado teniente de alcalde.
Formó parte como secretario de la Junta Revolucionaria constituida en San Sebastián en 1868, durante la Revolución Gloriosa que supuso la caída de Isabel II y su salida de España hacia el exilio en Francia.
Después de este periodo se comprometió más como hombre de empresa por tradición familiar y así fundó la compañía Blasco y Machimbarrena en 1890 junto a su hermano Ramón y su yerno José Blasco y Goñi, disuelta en 1892 para fundar junto a sus hermanos José y Ramón la mercantil Machimbarrena Hermanos, precursora del Banco Guipuzcoano.
Sin dejar de lado cuantas iniciativas tuvieran por objeto la expansión y modernización de San Sebastián, su actividad fue incesante, y ya a los veintitrés años participó como inversionista en la epopeya técnico-económica del ferrocarril del Norte, para sufragar los gastos de la definitiva traza guipuzcoana.