El diseño de la feria es del arquitecto dominicano Guillermo González Sánchez, graduado en la Universidad Yale, Estados Unidos.
El acto central se efectuó en el edificio que ocupa el Cabildo del Distrito Nacional, frente al Consejo Estatal del Azúcar (CEA), en la calle Fray Cipriano de Utrera, donde Trujillo pronunció un discurso para detallar lo que llamó “logros alcanzados con patriotismo, trabajo y honestidad”.
[4][6] En la feria se exhibieron artículos y productos agrícolas dominicanos al público internacional.
Económicamente, sin embargo, el resultado fue decepcionante ya que la asistencia estuvo por debajo de lo esperado y las inversiones no se materializaron.
El costo de $ 30 millones fue un gasto considerable igual a un tercio del presupuesto anual.
Crassweller juzgo la feria como "una desgracia costosa"[3][7] ya que el país se encontraba en crisis y este evento no hizo más que empobrecer más al país abatido por la dictadura.