Felipe Mateu y Llopis

En Valencia frecuentó el Archivo del Reino de Valencia y entró en contacto con los más destacados historiadores valencianos de la época: Jaume y Luis Cebrián Ibor, José Chocomeli Galán, José Rodrigo Pertegàs, José Martínez Aloy, Francesc Almarche y Josep Sanchis Sivera.A estos primeros años pertenecen algunos artículos escritos en catalán, entre ellos el ensayo El País Valencià (1933), publicado en la colección «Quaderns d'Orientació Valencianista» de la editorial L'Estel.En 1930 ingresó como facultativo del Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos, y tras una temporada en la sección numismática del Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, fue destinado como director del Museo Arqueológico y la Biblioteca Provincial de Tarragona, lo que reforzó sus contactos con los ambientes intelectuales de Cataluña.Según propia confesión personal a Eufemià Fort ì Cogul, explicó que había recibido órdenes de destruir buena parte de los fondos catalanes de la biblioteca, orden que se negaba a cumplir, aunque en aquellos momentos se había visto obligado a afiliarse a la Falange Española.[8]​ Y en 1998, tras su muerte, es homenajeado en un acto al que asistieron sus hijos, en la sede de dicha institución, resaltando su educación y sensibilidad humana volcada en la ayuda continuada a la Asociación.