El apellido Windsor que lleva actualmente la Casa Real británica es relativamente reciente dentro de esta dinastía con la familia inglesa que se decantó por un nombre «inglés» para eliminar cualquier vínculo con Alemania, país enemigo en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
El nombre oficial, Sajonia-Coburgo y Gotha, llegó a convertirse en un verdadero problema durante ese conflicto al generar malestar entre la población por su fuerte asociación con lo alemán.
Hasta el día de hoy, la familia real británica responde a este apellido, que heredó Isabel II.
En abril de 1952, dos meses después de su ascensión al trono, Isabel II dispuso que tanto ella como sus hijos serían conocidos como la Casa y Familia Windsor, apellido que heredarían sus descendientes y respectivos hijos.
Así, este último fue el utilizado por decisión propia por una de sus hijas, la princesa Ana, cuando se casó con su primer marido, el capitán Mark Phillips, en 1973.